AÑO 1939 (4 enero - 1 abril)


AÑO 1939
Como ya dijimos, el 23 de Diciembre de 1938 los franquistas lanzan la ofensiva final contra Cataluña. El camino hasta Barcelona está totalmente despejado para los nacionales y no tardará en empezar su ofensiva para tomar la ciudad.

Final de la Guerra Civil: los exiliadosLa fuerza republicana intenta tomar medidas contra ésta, enviando al 5º Cuerpo de Ejército de Líster para intentar detener el avance de las torpas de Franco. Líster pudo detener el avance nacional durante quince días, pero las fuerzas de las tropas nacionales eran superiores, y el 3 de enero tuvieron que retroceder. El frente en el sur de Cataluña estaba roto y tuvieron que retirarse. Desde Valencia, por mar, se intentaron enviar unidades de refuerzo pero ya era demasiado tarde.

Barcelona se convierte en un caos y son muchos los que deciden abandonar la ciudad. Todos los puestos fronterizos de los Pirineos reciben largas filas de refugiados, civiles y combatientes, que huyen de la probable futura represión nacionalista. Más de 400.000 personas van a pasar en Francia.

El gobierno republicano tuvo que huir a Gerona ante el sitio de la ciudad de Barcelona. En la ciudad de Barcelona algunos comunistas trataron de resistir las ofencivas nacionales, mediante barricadas, pero pronto se comprobó que la situación era inevitable y que toda resistencia era inútil. El 26 de Enero las tropas de Franco toman Barcelona. Y el 5 de Febrero tomarán la ciudad de Gerona.

El 28 de Marzo cae la ciudad de Madrid sin resistencia alguna. En los días siguientes caerán las últimas capitales de provincia que mantenía en poder la fuerza republicana: el 29 de Marzo caen, Ciudad Real, Jaén Cuenca, Albacete y Almería. El 30 de Marzo Alicante y Valencia. Y las últimas ciudades en caer serían Murcia y Cartagena, el 31 de Marzo.

El 1 de abril de 1939, Franco publica un lacónico comunicado de victoria: "La guerra ha terminado". Es el fin de una guerra civil de tres años que costó a España cerca de 400.000 muertos y otros tantos exiliados. La guerra civil española, como tal, había concluido. Pero además, también se produce el fin de la "República democrática de los trabajadores de todas las clases", nacida en 1931.







4 DE ENERO
Ante el avance nacional en el sector de Lleida, las fuerzas republicanas no tienen otra opción más que la de retirarse en dirección Noreste.




6-10 DE ENERO
Ataque desesperado de tropas republicanas en Extremadura.




15 DE ENERO
Tarragona cae en manos de las tropas 'nacionales', que prosiguen su avance hacia Barcelona y la frontera francesa.




16 DE ENERO
Ley del Gobierno de Burgos sobre neneficios extraordinarios de guerra.




24-25 DE ENERO
Se desploma la resistencia republicana en Cataluña.




26 DE ENERO
Barcelona cae en manos de los 'nacionales'.




1 DE FEBRERO
Última reunión de las Cortes de la República en tierra española, en el Castillo de Figueres (Girona). El Gobierno Negrín ratificado en sus funciones.





4 DE FEBRERO
Ocupación de Girona por los 'nacionales'.




6 DE FEBRERO
El Coronel republicano Casado inicia contactos con el Gobierno del general Franco para negociar la paz.

La Batalla Final de la Guerra Civil Española: el Golpe de Estado del Coronel Casado





7 DE FEBRERO
Asesinatos de prisioneros 'nacionales' -entre ellos el obispo de Teruel- por elementos republicanos extremistas, en las cercanías de Pont de Molins (Girona).




8 DE FEBRERO
Decreto ordenando el cese en sus funciones de 15.000 funcionarios adscritos a la Generalitat de Catalunya.




9 DE FEBRERO
Tras ocupar Figueres, las avanzadillas nacionales llegan a la frontera con Francia. Fuerzas nacionales ocupan la isla de Menorca.




10 DE FEBRERO
Negrín vuelve de Francia por vía aérea y desde Alicante se apresta a continuar la resistencia.




11 DE FEBRERO
El general Francisco Franco firma la Ley de Responsabilidades Políticas




21 DE FEBRERO
Gran desfile militar (100.000 hombres) de las fuerzas 'nacionales' en Barcelona.




26 DE FEBERO
Los Jefes Militares republicanos muestran su oposición a la política del doctor Negrín de proseguir la guerra hasta el último momento.




27 DE FEBRERO
Los gobiernos de Francia y el Reino Unido reconocen al de Burgos. En carta fechada en Collonges-sous-Sàleve (Francia) y dirigida al Presidente de las Cortes, Martínez Barrio, por el Presidente de la República, don Manuel Azaña, dimite.



Comunicación dirigida al presidente de las Cortes de la República
de Manuel Azaña
Collonges-sous-Salève (Francia) , 27 de febrero de 1939

Excelentísimo señor:

Desde que el General Jede del Estado Mayor Central me hizo saber que la guerra estaba perdida para la República, sin remedio alguno, y antes de que a consecuencia de la derrota el Gobierno aconsejara y organizara mi salida de España, he cumplido con el deber de recomendar y de proponer al Gobierno, en la persona de su jefe, el inmediato ajuste de una paz en condiciones humanitarias, para ahorrar a los defensores del régimen y al país entero nuevos y estériles sacrificios [...].

El reconocimiento de un Gobierno legal en Burgos por parte de las potencias, singularmente Francia e Inglaterra, me priva de la representación jurídica internacional para hacer oír de los Gobiernos extranjeros, con la autoridad oficial de mi cargo, lo que no es solamente dictado mi conciencia de español, sino el anhelo profundo de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Desaparecido el apartado político del Estado, Parlamento, representaciones superiores de los partidos, etc., carezco, dentro y fuera de España, de los órganos de Consejo y de acción indispensables para la función presidencial de encauzar la actividad de gobierno en la forma que las circunstancias exigen con imperio. En condiciones tales, me es imposible conservar ni siguiera nominalmente mi cargo al que no renuncié el mismo día que salí de España porque esperaba ver aprovechado este lapso de tiempo en bien de la paz.

Pongo, pues, en manos de V.E., como presidente de las Cortes, mi dimisión de presidente de la República, a fin de que se digne darle la tramitación que sea procedente.

(Publicada en el libro "Análisis y comentarios de textos históricos. II. Edad moderna y contemporánea", de Mª Victoria López-Cordón y José U. Martínez Carreras. Alhambra, 1978, p. 350)




5 DE MARZO
El Consejo Nacional de Defensa, que asume el Coronel Casado y el dirigente socialista Besteiro, se apresta a hacer frente a un posible golpe de Estado comunista. La lucha no tarda en estallar; los anarquístas ayudan al Consejo Nacional, que el día 12 domina la situación e intenta negociar con el Alto Mando 'nacional'.


El golpe de Casado y el final de la guerra

Un grupo de anarquistas y socialistas se rebeló el 5 de marzo de 1939 contra el Gobierno de Negrín. Querían negociar la inminente derrota republicana. No les sirvió de nada, Franco no tuvo piedad con los vencidos


El 5 de marzo de 1939 el coronel Segismundo Casado se rebeló en Madrid contra el Gobierno Negrín y creó un Consejo Nacional de Defensa (CND). Poco antes, también se había sublevado la base naval de Cartagena. La Flota huyó y cortó toda posibilidad de evacuación masiva. Casado, que llevaba semanas en estrecho contacto con los agentes de Franco, se había asegurado el concurso de numerosos mandos militares y de una variada gama de fuerzas políticas que iban desde los anarcosindicalistas a la Agrupación Socialista Madrileña, pasando por afiliados de los partidos de la izquierda burguesa. Madrid padecía hambre y privaciones. La victoria franquista, tras la caída de Cataluña, parecía inevitable. La resistencia, utópica. La consigna casadista, paz sin represalias, resultó irresistible. El Gobierno Negrín y la dirección del PCE tomaron el camino del exilio. En las tres semanas siguientes las negociaciones del CND no condujeron a nada. En el ínterin, una corta resistencia comunista en Madrid fue ahogada en sangre. La guerra terminó como había empezado: con la escisión del Ejército y la traición.
No había ninguna conspiración comunista. Negrín no actuaba al dictado del PCE
El triunfo franquista acabó con las conquistas de la clase obrera y la burguesía de izquierdas
Los acontecimientos de marzo de 1939 marcaron indeleblemente los debates del exilio. Dejaron en algunos una sensación de vergüenza, en otros, avivaron el rencor. Se generó una bibliografía testimonial de tono acusatorio o exculpatorio. Los constreñimientos ideológicos de la guerra fría aportaron lo suyo. Los mitos proliferaron. Sobresalieron cuatro, de los cuales tres los aprovechó al máximo la propaganda de los vencedores: Casado se había adelantado a un golpe comunista; éste contaba con la complicidad de Negrín para prolongar una resistencia estéril que sólo convenía a los dictados de una potencia extranjera (la Unión Soviética); fue una medida profiláctica y no una puñalada por la espalda. Habría que comprender, pues, a quienes se sacrificaron por la causa de la independencia de España: ante todo Casado, pero también el líder socialista moderado Julián Besteiro. Un cuarto mito pronto fue arrojado a la cuneta: el Gobierno Negrín no tenía respaldo constitucional tras la dimisión de Azaña de la Presidencia de la República y el reconocimiento del Gobierno de Franco, liderado por Francia y el Reino Unido. Esta construcción jurídico-política chocó en efecto con la creencia, muy enraizada entre los exiliados, de que las instituciones republicanas seguían subsistiendo.
La historiografía académica (Aróstegui, Bahamonde, Cervera, Graham, Preston) comenzó hace tiempo el derribo de los mitos que todavía alimentan cuidadosamente autores que pasan por autoridades. ¿Cabe hacer más? Sí. Hay que expandir la gama de fuentes primarias, coetáneas de los hechos y menos contaminadas ideológicamente que las reconstrucciones posteriores. Son las que permiten recuperar los entresijos de lo que sucedió y, por ende, apuntalar una historia que prescinde de mitos y, en lo posible, de prejuicios.
No hubo ninguna conspiración comunista. Las teleológicas interpretaciones de un amplio elenco de historiadores neo-franquistas deben echarse a la basura. Negrín no preparó nombramientos militares para poner lo que quedaba de Ejército Popular bajo control comunista. Tampoco actuaba al dictado del PCE. En contra de los muchos que siguen presentando al partido como una especie de Leviatán, más bien era un gigante con los pies de barro, autoencadenado de tiempo atrás a la batuta que manejaba Negrín. Su reacción ante el golpe casadista careció de la más mínima coordinación. En Madrid hubo un efímero contragolpe, mal diseñado y peor ejecutado. En Levante se mantuvo en un estado de movilización expectante. En el resto del territorio no se produjo la menor resistencia y el PCE se vino abajo como un castillo de naipes. En cuanto a influencias extranjeras, sí las hubo pero del lado francés y británico, en estrecha conexión con los agentes de Franco. Por su parte, ya antes del golpe casadista Stalin se había lavado las manos de la República, en parte porque no existían posibilidades de que resistiera y en parte, también, porque el Gobierno francés había entorpecido los flujos de suministro.
Hay que indagar en tres grupos de factores estructurales para explicar la gestación del golpe de Casado. Ante todo, en los conflictos intra-socialistas que se desarrollaron desde el comienzo de la guerra y durante la cual la última dirección (Ramón González Peña, Ramón Lamoneda) se superó para sostener el esfuerzo bélico y apoyar al Gobierno en pugna con la "izquierda socialista", de impronta caballerista. Después, en los celos e incompetencia del movimiento anarco-sindicalista, incapaz de subordinarse a la disciplina que imponía la contienda. Por último, en el sectarismo de la política comunista, imbuida -como ha dicho Graham- del deseo de defender un "republicanismo fundacional", pero de forma tal que condujo inevitablemente a su aislamiento.
A ello hay que añadir factores locales derivados de la evolución político-ideológica, relativamente autónoma, en Madrid tras el corte del territorio republicano en abril de 1938. Pocos meses después, anarquistas y socialistas "ensayaron la rebelión", por tomar prestada una expresión de Grass. Sin éxito. En marzo de 1939 pretendieron alcanzar un final de la guerra que les permitiese afrontar un futuro incierto en la mejor posición posible, preservar sus cuadros y ganar apoyos entre las potencias occidentales, en espera de que la configuración de un presunto y ensoñado orden europeo antibolchevique pusiera en valor sus esfuerzos por erradicar la influencia comunista en España. Mézclese todo ello con comportamientos personales, dilucidables sí, pero difíciles de contrastar. Casado en busca de gloria. Besteiro decidido a echar a la cuneta a Negrín. Mandos militares convencidos de que la resistencia era imposible pero que la rendición podría, quizá, salvarles. El pueblo llano, engañado.
El golpe casadista y el contragolpe que estalló en Madrid fueron, por lo demás, perfectamente evitables. Tras la tardía y un tanto egocéntrica dimisión de Azaña, el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio, puso condiciones a Negrín para asumir interinamente la presidencia de la República con objeto de hacer la paz.
Ningún historiador neo-franquista ha demostrado que, tal y como ocurrió, Negrín y el Gobierno, incluido el vituperado PCE, las aceptaron. Casado, que interceptaba muchos de los radiogramas que emitía Negrín o que le llegaban, se enteró de la reacción el mismo 5 de marzo. Lo primero que hizo fue impedir que Martínez Barrio recibiera la respuesta. Tal y como había dicho a los agentes de Franco, Casado sabía perfectamente que los comunistas no representaban un peligro.
Los anarquistas y los socialistas antinegrinistas que apoyaron el golpe se equivocaron clamorosamente en el pronóstico de lo que iba a ocurrir. Pensaban en términos de la dictadura primorriverista y en un periodo de represión con posibilidad de posterior retorno a la superficie. Por el contrario, Negrín y los comunistas acertaron de pleno. El triunfo franquista no significaría una etapa breve de gobierno reaccionario ni una simple derrota parcial o pasajera. Sería el fin de todo lo que la clase obrera y la burguesía de izquierdas habían conquistado durante décadas así como el aplastamiento de las libertades. La errática reacción comunista demostró, sin embargo, que el PCE carecía de un plan para salir de la guerra.
Más tarde, esta historia complicada, de dobles y triples juegos, de espías y traiciones, se embelleció con un estéril debate sobre las posibilidades de resistencia. Negrín sabía que no existían pero de ahí a tirar la toalla como hizo el CDN había un gran salto. Uno de sus errores estribó en no prestar mayor atención a la situación de la Flota, como se le había recomendado insistentemente. Tras el golpe de Casado vendría no el tiempo de las cerezas sino el de las represalias. Como nunca se habían conocido en la historia de España. ¡Ah! y la mitografía subsiguiente. Todavía subsiste, con alguno de sus representantes que vocea su posesión de la única verdad. Llega el tiempo de la desmitografía.




6 DE MARZO
La escuadra de la República huye a Bizerta (ciudad portuaria de Túnez en el Mar Mediterráneo). Los republicanos dominan la rbelión de Cartagena.




23 DE MARZO
España y Portugal firman un 'Pacto de No Agresión' por diez años.




26 DE MARZO
Ofensiva 'nacional' en los frentes de Andalucía.




27 DE MARZO
La España 'nacional' se adhiere al Pacto Anti-Komintern. Este acuerdo se inició con la denominación de Eje Roma-Berlín de la Alemania nazi y de la Italia fascista, con el convenio establecido en 1936 entre Adolf Hitler y Benito Mussolini, y la alianza militar negociada en mayo de 1939. Japón se unió a la coalición en septiembre de 1940 -el denominado Pacto de Berlín- y poco después lo siguieron Bulgaria, Croacia, Hungría, Rumania y Eslovaquia. Asimismo, Dinamarca, Finlandia, España y los gobiernos projaponeses de Manchukuo y Nanjing de China se adhirieron al bloque como partidarios del Pacto Anti-Komintern firmado por Alemania y Japón en 1936. A finales de 1944, los miembros del Eje habían quedado reducidos a Alemania y Japón (junto con los gobiernos japoneses títere de Manchukuo y Nanjing) y los cuatro estados que estaban siendo invadidos por los aliados, a saber, Hungría, Croacia, Eslovaquia e Italia. El Eje se disolvió oficialmente el 8 de mayo de 1945 cuando los aliados ratificaron la rendición incondicional de Alemania.




28 DE MARZO
Fallidas las conversaciones con Burgos. El Coronel Casado abandona la lucha y parte para Alicante y el exilio días después.





30-31 DE MARZO
Los nacionales entran en Madrid y ocupan diversas capitales de provincia aún en manos de la República (Valencia, Alicante, Jaén, Murcia, Almeria, entre otras).




1 DE ABRIL
El general Francisco Franco firma el último Parte de Guerra anunciando la victoria definitiva de los 'nacionales'.


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